miércoles, 29 de septiembre de 2010
Ecología: Océanos y Mares.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Hemiptera, chupa sangre:
Se caracterizan por poseer un aparato bucal chupador que, según las especies, utilizan para succionar savia o sangre. Entre los hemípteros más conocidos están los pulgones, las cigarras y las chinches de las camas (Cimicidae).
No se trata de vampiros, pero la verdad es que tras ir a la cama, muchos estamos expuestos a pequeños insectos que viven en nuestros colchones y almohadas. Son las chinches, insectos que están de vuelta y según los controladores de plagas exite un riesgo de que nos dirijamos rumbo a una pandemia mundial. Un estudio dirigido por la Escuela Londinense de Higiene y Medicina Tropical el año pasado encontró que el número de quejas por chinches en la capital británica creció anualmente en un promedio de 28,5% entre 2000 y 2006 y todo apunta a que las quejas siguen en aumento. El problema ya alcanzado titulares en Estados Unidos. La Agencia de Protección Ambiental de ese país advirtió el mes pasado sobre un resurgimiento "alarmante" de chinches, una criatura que según los expertos, provoca picazón, reacciones alérgicas, por no mencionar los problemas de salud mental y las consecuencias económicas negativas. El cambio climático y el creciente tráfico internacional de viajeros, han sido citadas como razones para el regreso de los chinches. Pero el entomólogo británico Clive Boase rechaza ambas explicaciones. Curiosamente, la encuesta realizada a nivel mundial mostró que a las firmas de control de plagas en América Latina y Asia -donde los productos químicos organofosforados más fuertes son permitidos- les fue más fácil de controlar los brotes de chinches. Mientras tanto, las familias tienen que ser más vigilantes y denunciar el problema a tiempo.El énfasis que se coloca en la erradicación de las chinches no es iagual a la atención y urgencia que se le presta a una infección hospitalaria. En un hospital una infección puede ser letal pero este insecto que le chupa la sangre no transmite ninguna enfermedad.
Fuente: Wikipedia, BBC Mundo (Tom de Castella)
viernes, 24 de septiembre de 2010
BiblioEteca: comunidad 2.0 para vivir los libros
Viendo esta necesidad de los lectores, un grupo integrado por profesionales de distinta procedencia, unidos por su amor a los libros y a las aplicaciones sociales, ha creado BiblioEteca. Y la mejor manera de conocerles es esta declaración de principios que se encuentra a la entrada del sitio: Bienvenido a BiblioEteca, un lugar con libros para ti recomendados por gente como tú, porque los responsables de BiblioEteca creemos que leer es un acto social. No sólo se lee, si no que se comenta lo leído con otros lectores, se recomienda, se debate, etc.
Aquí encontrarás todo eso para compartir tus gustos literarios y vivir los libros. El primer paso está dado, el resto de la aventura corre por tu cuenta. Tienes todo un universo de lectura… y esto es sólo el principio. Disfruta del viaje...
Cada usuario utilizará sólo las funcionalidades que más le convengan en cada momento. Sus creadores han puesto al servicio de la comunidad un blog en el que compartir preguntas y experiencias. BiblioEteca también está en Facebook y Twitter. El objetivo principal es que cuanto más interactúe el lector, el sistema aprenda más de sus gustos y pueda aconsejarle mejor, tanto de libros como de compañeros de lectura y grupos de debate. La clave es utilizar diversos algoritmos de inteligencia artificial para ir adaptándose a las necesidades del usuario, de manera que las recomendaciones sean personalizadas y únicas para cada usuario. El núcleo básico de BiblioEteca está formado por José Antonio Espinosa, Manuel Martín, Christèle Legeard y Pedro Serrano, antiguos miembros del departamento de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Madrid y con una trayectoria profesional que va desde el desarrollo de aplicaciones y sistemas expertos, al marketing y gestión de comunidades virtuales en distintas empresas de telecomunicación. BiblioEteca no se para en esta vertiente de red social de lectores y sistema inteligente de recomendación, sino que abarca la distribución de libros electrónicos y la promoción y producción colaborativa de los mismos. Asimismo, constituye una plataforma completa dedicada a la literatura y a todos sus actores (lectores, escritores, editores, etc.) acercándoles y poniendo a su disposición todos los medios que Internet ofrece hoy en día.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Resaca a lo Bicentenario
martes, 21 de septiembre de 2010
Ciencia: Nuevo Fármaco Contra la Malaria
domingo, 19 de septiembre de 2010
19 de septiembre: Glorias del Ejército de Chile
Desde que se formara la Primera Junta de Gobierno, en septiembre de 1810, los corazones de los patriotas anidaban el sentir de una república independiente. A partir de entonces un Ejército marchó a su lado, cimentando el espíritu de una raza que más tarde buscó su propia identidad.
El valor y la voluntad inquebrantable de luchar por la Patria son los sustentos más sublimes del alma militar chilena, elemento esencial de la consolidación de nuestras victorias y todos y cada uno de los hechos de armas que la historia y el destino ha demandado participar.
Del mismo modo que las huestes de Lautaro combatieron contra el pendón español, en aquello que podría llamarse el primer Ejército autóctono. Los patriotas encomendados por O'Higgins lucharon en los campos de Chacabuco y Maipú.
Décadas más tarde, en las campañas contra la Confederación Peruano-Boliviana o en la Guerra del Pacífico, los aguerridos soldados del Ejército alcanzaron las victorias, dando honor y gloria a nuestra Patria, así como un patrimonio de tradición y nobleza que pocas naciones pueden exhibir.
Para consagrar las glorias de esta institución, cuna de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, se instituyó como el "Día de las Glorias del Ejército" el 19 de Septiembre, mediante Ley de la República en el año 1915. Quiso el legislador interpretar que desde el primer día en que Chile se sintió libre, una fuerza militar, nuestro Ejército, la protegió, otorgándole soberanía para conducirla a la búsqueda de su propia identidad republicana.
Este reconocimiento es el que se renueva cada año en septiembre, el "Mes de la Patria", cuando el pueblo rinde tributo de admiración a las tropas que airosas marchan bajo los viejos estandartes el día de la Parada Militar, el 19 de Septiembre de cada año.
Pero el Ejército no sólo se ha mostrado decisivo en el campo de batalla, también ha sido pilar de desarrollo y progreso al asegurar la paz social y aportando con ejemplo vanguardista al crecimiento del país. Los fuertes y guarniciones distribuidos a lo largo de nuestro territorio han servido de alero a cuyo alrededor se van fundando pueblos y ciudades. Con ello se ejerce soberanía en los puntos extremos de Chile, llevando la civilización y cultura chilenas, para vencer y consolidar las últimas fronteras interiores de su propio territorio.
Esta historia, escrita por nuestros antepasados, está constituida en parte importante por los casi 300 años que dura la Guerra de Arauco, período en cuyo crisol en algún momento no identificado de su gesta, nace la raza que daría vida a la Nación Chilena y cuyos hijos son los que escriben con su sangre las épicas jornadas de la Patria Vieja alcanzando la gloria en Rancagua, en octubre de 1814. Desde entonces, el diario vivir de nuestro país se enriquece con el heroísmo cotidiano de la Patria Nueva y sus jornadas guerreras de la Expedición Libertadora del Perú; de la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, en cuyo desarrollo se encarna en el pueblo chileno la conciencia de su unidad de destino y de su identidad colectiva; de las dramáticas alternativas de las guerras civiles de 1851, 1859 y 1891; de la Guerra del Pacífico, donde nuestros hombres atravesaron el desierto norteño y las tierras andinas, grabando con sangre y fuego, en sus desoladas latitudes, su fama inmortal jamás superada por pueblo alguno.
Por ello Chile se enorgullece de su Ejército, el cual ha ocupado desde los albores mismos del descubrimiento un sitial de honor por su labor esencialmente vocacional y profesional en resguardo de nuestra seguridad y soberanía como nación independiente. Constantemente nuestros hombres de armas han sido pilar fundamental de ideales libertarios y fieles centinelas de los preceptos constitucionales y valóricos que inspiran el patriotismo del pueblo chileno.
En su día, el Ejército recibe el homenaje de sus Instituciones hermanas en la Gran Parada Militar; de su pueblo, a través del esquinazo que le brindan "Huasos" y "Chinas" y de volantines al aire, que elevan los más pequeños. Todo realizado en el perfecto escenario que constituye la Elipse del Parque capitalino que lleva el nombre del Libertador, Capitán General Bernardo O'Higgins Riquelme, y en cada lugar del país donde existe una unidad militar.
En Chile, las Paradas Militares o Ejercicios que se denominaron primitivamente "despejes", se realizaron en el amplio llano de Portales, constituyéndose en fiestas populares. A éstas concurrían el Presidente de la República y los Ministros de Estado, todos montados a caballo. Eran los primeros tiempos de la República. Allí, el pueblo se congregaba para Fiestas Patrias, disfrutando de ramadas y chinganas, además de los juegos populares como la cuerda, el palo ensebado, los volantines y otros. A la vez, en estos llanos, unidades cívicas y de línea de Santiago, realizaban ejercicios y simulacros de combate. Esta costumbre fue modificada en 1832, mediante una disposición gubernamental. En aquel año, en el lugar denominado La Pampa, en un 18 de septiembre, se efectuó la Primera Revista Militar, la que fue presidida por el Ministro Diego Portales, quien revistó las tropas ante un público eufórico y multitudinario. Relata la historia, que aquel día una intensa lluvia caía sobre la capital, lo que no restó brillo a la ceremonia. Esta fue la primera vez que se rememoró, oficialmente, las victorias del Ejército de Chile en las luchas por nuestra Independencia. Celebración y recuerdos a los que se agregaron con el correr de los años, los triunfos de las armas nacionales en confrontaciones posteriores.
Años más tarde, en 1896, se efectuó en el Parque Cousiño, la Primera Parada Militar, cuya marcha se hizo al estilo prusiano. En ella, las Fuerzas Armadas y la concurrencia de numeroso público, rindieron su homenaje al Ejército de Chile. En 1915, y durante la presidencia de Ramón Barros Luco, se estableció el 19 de septiembre como día para celebrar las Glorias del Ejército.
Se realizó entonces, una ceremonia más grande e impresionante, dando inicio a la Parada Militar, solemne acto que está ligado al Parque Cousiño, ex Campo de Marte y actual Parque O'Higgins, ocasión en que la civilidad se reúne estrechamente con sus Fuerzas Armadas y de Orden, demostrando la mancomunión de ideales de un pasado glorioso y de un prometedor futuro.
El correr del tiempo no ha sido impedimento para renovar el espíritu de esta celebración. Se renuevan hombres y costumbres, pero el fervor popular revive cada año en el mes de la patria, porque la Parada Militar del 19 de Septiembre es la culminación del "Mes del Ejército", de las festividades y regocijos patrios, síntesis de nuestra historia y recuerdos. Es cuando todos somos y nos sentimos más chilenos que nunca.
viernes, 17 de septiembre de 2010
18 de septiembre: Bicentenario de Chile
El 18 de septiembre de 2010 Chile celebrará 200 años de vida republicana. Esta fecha conmemora un hito emblemático en nuestra historia: el inicio del proceso que nos llevaría a ser una nación independiente.
El Bicentenario de Chile es una fecha trascendental, un motivo de celebración que nos permite conmemorar lo que somos como nación y lo que hemos logrado en estos doscientos años. Es un momento crucial para reflexionar sobre lo que hemos hecho bien y lo que debemos cambiar y mejorar en los próximos años. A partir de ese análisis, el Bicentenario nos brinda una oportunidad única para sentirnos orgullosos de lo que somos, y soñar el país que queremos construir para las futuras generaciones. Es momento de festejo, unión, reflexión y de proyección hacia el futuro.
El Bicentenario de Chile es una oportunidad única para comprometer a cada ciudadano e institución en la construcción del país que queremos, el que podríamos definir a través de lo que hemos denominado los Valores Bicentenario. Estos son un conjunto de cualidades que esperamos representen en Chile del Bicentenario:
- Un país que rescata, valora y respeta sus identidades que crea, difunde y preserva su patrimonio natural y cultural (tangible e intangible).
- Un país libre y democrático que promueve una cultura de libertad y participación, impulsando el desarrollo de espacios de expresión, interacción y diálogo ciudadanos.
- Un país diverso e integrado que promueve la cultura de la tolerancia y la no discriminación, los diálogos interculturales y la inclusión de la comunidades discriminadas.
- Un país socialmente equitativo y solidario que promueve la igualdad de oportunidades y desarrolla capacidades para la autopromoción social.
- Un país en crecimiento que impulsa el desarrollo de las capacidades de las personas, articula estratégicamente los sectores privado y público y motiva la innovación en productos y procesos y el uso de nuevas tecnologías.
- Un país en armonía con el medio ambiente que promueve una cultura de cuidado del medio ambiente y del respeto y amor por los animales y la naturaleza en general.
Viernes 17 Septiembre
Asistencia del presidente de la republica, Sebastián Piñera y Cecilia Morel a la Gala del Bicentenario en el Teatro Municipal.
Sabado 18 Septiembre
El Presidente dará el vamos a un desfile que recorrerá la Alameda. Carros alegóricos de las universidades, con temas alusivos recorreran Santiago.
Noche: Gala musical en el Estadio Nacional, Entre varios estarán Américo y grupos folclóricos del país. La entrada será un aporte voluntario.
Domingo 19 Septiembre
La Parada Militar, con más efectivos que años anteriores.
Lunes 20 Septiembre
Desfiles navales, en Talcahuano y Valparaíso.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Bicentenario: Mitos y Leyendas de Valparaíso; La Cueva del Chivato
En Valparaíso, en los terrenos que hoy ocupa el edificio del Diario “El Mercurio”, desde 1899, existía una cueva excavada en la roca de singular origen. Algunos vecinos aseguraban que su existencia se debía a cateos mineros realizados en tiempos coloniales; otros pensaban que su origen se debía a causas naturales, posiblemente producto de la continua acción del mar; pero los más creían que su nacimiento obedecía a los invencibles poderes del demonio.
La caverna estaba situada muy cerca de unas peligrosas rompientes en donde el mar azotaba con furia. Se comentaba que allí en ese misterioso lugar, el Diablo, transformado en un Chivo maligno, se acercaba al Océano en busca de sirenas que, de tiempo en tiempo, venían hasta los roqueríos a peinar sus húmedas cabelleras.
LA CUEVA DEL CHIVATO, como se la denominó desde el siglo XVII, tomó posesión en la fértil imaginación del pueblo y se fue transformando en un bullente aquelarre de brujos, con poderes sobrenaturales y pleno de extraños y desgraciados acontecimientos.
Muy pronto la CUEVA DEL CHIVATO tomó dimensiones fabulosas y eran muy pocas las personas que se aventuraban de noche a pasar por su fatídico boquerón.
Ubicada en un rocoso promontorio en el faldeo del Cerro Concepción, la cueva quedaba junto al obligado camino que debían seguir quienes transitaban entre el Puerto y el Almendral o viceversa.
La población porteña aseguraba que, de noche, se aparecía el Maligno transformado en un enorme Chivo dueño de tan potente mirada, que podía hipnotizar y petrificar a sus víctimas impidiéndoles cualquier intento de fuga.
Los que lograban huir, lo hacían tan desesperadamente que morían destrozados entre las abruptas rompientes o escapaban abandonando tras sí todas las pertenencias que portaban.
Al camino que pasaba por la CUEVA DEL CHIVATO se le bautizó posteriormente con el nombre de “Calle del Cabo”, sendero que terminaba en la QUEBRADA DE ELIAS, actual PLAZA ANIBAL PINTO.
Entre los siglos XVII y XVIII, sólo un reducido número de humildes casas, se levantó en el sector que era el paso obligado de jinetes, carretas, calesas y coches. Todos preferían hacer la jornada diurna, porque la nocturna arriesgaba a infortunados encuentros con el “Maligno”. Tanto fue el terror que creó esta leyenda, que en 1814, la policía optó por crear un farolito sobre una estaca para brindar algo de visibilidad al rocoso promontorio.
Casi a fines del siglo XVIII, don Joaquín de Villaurrutia, prestigioso comerciante vasco adquirió todos los terrenos y casas ubicadas en la Calle del Cabo, incluyendo la misteriosa Cueva del Chivato. De inmediato, se procedió a dinamitar el peñón donde estaba situada la caverna para construir los edificios que servirían de bodegas para sus transacciones comerciales. Cuando la fortuna comenzó a sonreírle, también la desgracia comenzó a ensañarse con él. Innumerables problemas políticos, monopólicos y hasta guerreros comenzaron a preocuparlo.
Villaurrutia, logró ser dueño de una fragata con la que deseaba mantener el régimen colonial, pero muy pronto cayó en poder de los patriotas durante gloriosos acontecimientos producidos en 1821. Aún así la mala suerte siguió a la nave la que fue destruida durante un violento temporal que la estrelló en los roqueríos que existían frente a la CUEVA DEL CHIVATO en 1839.
Corría el año 1833, cuando don José Waddington compró una gran parte del Cerro Concepción, incluyendo los terrenos de la CUEVA DEL CHIVATO y otros en la Calle del Cabo, hoy calle Esmeralda. El comerciante inglés ordenó nuevas demoliciones del fatídico promontorio haciendo desaparecer definitivamente la legendaria Cueva.
Según la tradición, los maleficios del antro maldito alcanzaron también la riqueza de Waddington, muerto en 1876, a los 84 años.
Se cuenta que en 1830, un grupo de marineros ingleses ingresaron a la CUEVA DEL CHIVATO, expulsando de ella a un grupo de vagos y delincuentes de la peor calaña, que habían ubicado allí su centro de operaciones, ellos eran y no otros, los autores de todos los delitos atribuidos al “maléfico” chivo.
El 19 de Julio de 1978, un grupo de autoridades encabezadas por el Intendente y Alcalde de la ciudad, procedieron a descubrir una placa recordatoria en el lugar donde existiera la CUEVA DEL CHIVATO.
Fuente: Municipalidad de Valparaíso. Fotografía: Puerto de Escape.cl
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Bicentenario: Etapas del Proceso de Independencia
La Primera Junta de Gobierno inició, sin siquiera proponérselo, un proceso de transformación social y político muy profundo para esta singular colonia española. Para comprender la evolución que experimentó el sentimiento de los criollos, es necesario ver paso a paso el curso de los acontecimientos. La tradicional división del proceso independentista contempla tres etapas: Patria Vieja, Reconquista y Patria Nueva. A continuación, revisaremos en cada una de ellas los hechos más significativos protagonizados tanto por los promotores de la Independencia, los “patriotas”, como de los defensores del orden monárquico, los “realistas”.
3.1 Patria Vieja (1810-1814): Los criollos tomaron colectivamente el poder en nombre del monarca, sin una clara intención de independizarse. De hecho, la principal motivación de la Primera Junta de Gobierno fue conservar el poder durante la prisión del monarca Fernando VII. Sin embargo, durante esos años se arraigaron en el país las nuevas ideas liberales: los principios de la soberanía popular, el principio del gobierno representativo y el constitucionalismo. Comienza con la Primera Junta Nacional de Gobierno y culmina con el Desastre
de Rancagua. La Primera Junta de Gobierno ya había establecido relaciones diplomáticas con la Junta de Gobierno de Buenos Aires; había abolido la Real Audiencia como Tribunal de Justicia, además de establecer comercio con las naciones aliadas de España. Sin embargo, el paso más radical fue la convocatoria a un Congreso Nacional para que fuera esa nueva institución la encargada de encabezar la administración.
Los ánimos en los criollos se modificaron de manera absoluta. Una vez que la Junta permanecía en el poder, y el rey de España no volvía a su trono, los criollos vieron la posibilidad de conseguir la autodeterminación en materia política. Una vez que se convoca la creación de un Congreso Nacional, se concibe la idea de la representación popular como base del Gobierno. Los criollos elegirían a sus propias autoridades, delegando el poder en ellos, para que estos crearan un cuerpo legal que diera forma institucional a un gobierno propio. Pero esto no era suficiente para dejar tranquilo a quienes pretendían profundizar la Independencia completa de Chile a la corona española. Las intenciones de independencia empiezan a ser encabezadas por José Miguel Carrera, personaje que dirige los primeros movimientos revolucionarios.
Con la llegada al poder de Carrera, la búsqueda de la Independencia alcanzó su punto de mayor radicalización. Este criollo fue el que masificó este anhelo en gran parte de la sociedad. Motivado por un férreo deseo de Independencia promovió grandes reformas en esa dirección. La creación de los primeros símbolos patrios; una bandera azul, blanco y amarillo en franjas horizontales, y un escudo resguardado por una pareja de indígenas en ambos costados, luciendo las frases “Post tenebras lux” (Después de las tinieblas, la luz) en su parte superior, y “Aut consilio aut ense” (O por consejo o por espada) en la parte inferior. Al centro, lucía una columna en cuya cima se apreciaba un globo terráqueo, cubiertos por una
lanza y una palma entrecruzadas. La estrella solitaria se encumbraba sobre la columna, engalanando este primer escudo nacional, creado el 30 de septiembre de 1812.
El gobierno de Carrera creó el primer reglamento constitucional, además de impulsar la prensa política con la creación de la Aurora de Chile, primer periódico nacional publicado con la ayuda de Camilo Henríquez, otro gran promotor de los primeros sentimientos de Independencia. Obras como éstas fueron el sello de una administración que gritaba a los cuatro vientos su deseo por independizarse de la Corona Española.
A esto hay que sumar la creación del Instituto Nacional y de la Biblioteca Nacional, como una clara señal de dotar a esta República en gestación de un cuerpo intelectual apropiado para afrontar los desafíos que la emancipación demandaba. Esta suma de obras tenían por objetivo pavimentar el camino para la creación de un sentimiento de Independencia lo más amplio posible. Había que convencer y llegar a quienes aún mantenían cierta cautela con los hechos ocurridos en Europa.
Masificar este ideal necesitaba de un gobierno que rompiera los lazos con su pasado colonial de manera radical, situación que Carrera encarnó de manera clara.
No obstante ello, todos los avances en esta materia se vieron truncados por hechos desarrollados en Europa. El rey Fernando VII recuperó su libertad en 1813, cuando el sueño imperialista de Napoleón se desmoronó en pedazos luego de su derrota en la batalla de Waterloo. Una vez restituido en la corona, el Rey español ordenó retomar el control de todas las colonias que habían formado juntas de gobierno. De esta forma, en cada rincón del imperio español se desarrolló una vasta campaña militar, la que no tenía otro objetivo que restablecer el orden colonial y borrar cualquier atisbo de intentona independentista.
3.2 Reconquista (1814-1817): En 1813 Fernando VII logró recuperar su trono y se encontró con que los ocupantes provisionales del gobierno de España habían impuesto una serie de innovaciones que él no compartía. En su intento por retornar a un gobierno absolutista, ordenó a sus funcionarios derogar todo cambio político ocurrido en España e intensificó las medidas que ya desde 1813 buscaban la recuperación de los dominios americanos. La acción del monarca estuvo dirigida en retomar el control de todas sus colonias: Buenos Aires, Montevideo, Caracas, Bogotá y México, lugares donde los criollos también habían tomado el poder, cedieron ante el poderío del monarca, acabando de golpe sus sueños independentistas. La situación en Chile no fue muy diferente. Llegaron nuevas tropas desde Perú, enviadas por el Virrey Fernando de Abascal. Las tropas realistas se enfrentaron con las fuerzas patriotas en Rancagua el 1 y 2 de octubre de 1814, señalando un abrumador triunfo de las fuerzas del monarca sobre los patriotas chilenos. Ya en las tropas chilenas se perfilaban José Miguel Carrera y Bernardo O´Higgins como los líderes de un proceso que demandaría más sacrificios para conseguir la meta de la ansiada Independencia.
Luego de su triunfo sobre la administración y el “incipiente gobierno chileno”, los realistas impusieron una drástica vuelta al pasado e instauraron una dura represión contra los patriotas. A partir de ese momento, los criollos sintieron que España era su enemiga y las ideas independentistas se difundieron con más fuerza.
El ejército derrotado, encabezado por Bernardo O´Higgins, emprendió rumbo a Mendoza, lugar donde se reunirían con José de San Martín, caudillo que lideraba la misma lucha en tierras trasandinas. Por su parte, José Miguel Carrera se mantuvo en el exilio, buscando la manera de constituir una fuerza militar apropiadapara dar el golpe de gracia a las fuerzas españolas. La idea era reorganizarse, para que en un futuro no muy lejano, poder retomar la guerra contra los realistas y consolidar la Independencia en cada rincón de América.
En Chile, permaneció un colaborador muy importante para las fuerzas de San Martín. Manuel Rodríguez, el famoso “guerrillero” de la causa independentista, fue fundamental en la labor estratégica de los patriotas. Fue un espía muy importante, además encabezó un cuerpo de guerrilla conocido como “montoneras”, las que en más de alguna ocasión lograron desestabilizar las tropas del ejército regular de los realistas. Su labor fue esencial en esta oscura época de la Independencia nacional.
La reorganización del poder colonial en Chile estuvo en las manos del gobernador Francisco Casimiro Marcó del Pont, quien encabezó una dura represión contra todos los “patriotas” chilenos. Restableció toda la institucionalidad hispana en la colonia, además de clausurar las obras más relevantes del gobierno de Carrera, como el Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional.
Como señalábamos anteriormente, un factor importante que permitió mantener la causa independentista en pie fue la acción de Manuel Rodríguez. Marcó del Pont, consiente del peligro que representaba para la restauración española, intensificó la persecución de Rodríguez y sus montoneras, situación que aumentó además la imposición de su autoridad al resto de la sociedad criolla que simpatizaba con la independencia. De esta manera, el gobernador desarrolló una política mucho más férrea en contra de los criollos. Impuso el cobro de fuertes contribuciones para la Corona, expropió haciendas, tomó prisioneros y deportó a la isla de Juan Fernández a un número importante de patriotas, además de restablecer la esclavitud y de poner fin a la libertad de comercio.
Los criollos no estaban acostumbrados a situaciones de fuerza como éstas. Los atropellos y despojos que sufrieron despertaron en ellos profundos sentimientos de antipatía hacia España y el rey; las ideas de Independencia, antes patrimonio de unos pocos, se extendieron a buena parte de la sociedad.
3.3 Conformación del Ejército libertador de los Andes: Con el Desastre de Rancagua se inicia la restauración del orden colonial en Chile, ante esa realidad, las fuerzas patriotas no tuvieron otra alternativa que reagruparse en Mendoza. Tal como indicábamos anteriormente, por iniciativa de José de San Martín, se constituyó el denominado “Ejército Libertador de los Andes”, una fuerza militar compuesta por más de 5.000 efectivos, entre soldados y auxiliares. Por otro lado, más de 190 oficiales estaban a cargo de los 4 batallones, de artillería, infantería y caballería. Toda esta fuerza buscaría acabar con la dominación hispana, tanto en Chile, Argentina y Perú. Si en alguno de estos lugares se mantenían los realistas,
consolidar la Independencia se hacía prácticamente imposible. Había que actuar rápido para sorprender al enemigo, situación que los líderes patriotas pusieron en práctica. De esta forma, el plan de San Martín era cruzar la cordillera a través de distintos puntos de manera sincronizada. Desde Copiapó hasta Talca, divididos en 6 columnas, las fuerzas del Ejército Libertador ingresaron a Chile, ocupando puntos estratégicos y neutralizando así cualquier acción de las fuerzas realistas.
El grueso del Ejército atravesó por la zona central, bajo el mando de San Martín y O´Higgins. Dos columnas ingresaron por el norte con la misión de controlar Copiapó y La Serena. Por el sur, otras dos columnas debían distraer a las fuerzas realistas haciendo creer que eran las más numerosas. Con esa acción, los realistas se dividieron, situación que debilitó la presencia de éstos en la zona central.
Entre el 19 de enero y el 8 de febrero de 1817, el Ejército Libertador de Los Andes atravesó la cordillera de la manera recientemente señalada. Este acontecimiento se transforma en un hito de gran relevancia para la causa independentista, siendo por cierto, un hito en cuanto a labor estratégica realizada por los patriotas durante todo el desarrollo de la lucha por la emancipación. El cruce de Los Andes constituye el inicio de la última fase del proceso de Independencia nacional. Ya con el Ejército Libertador dispuesto a expulsar a los realistas, la guerra entra en su etapa más dura. Por su parte, los patriotas veían la última oportunidad por conseguir la preciada emancipación. El sentimiento de rechazo a los realistas era evidente, por lo que la acción de este Ejército sería seguida con mucho entusiasmo por todos quienes aspiraban a constituir un país independiente.
3.4 Patria Nueva (1817-1823): La última fase de la Independencia nacional presenta bastantes particularidades. Por una parte, se inicia con la llegada del Ejército Libertador de Los Andes, marcando a fuego una etapa donde la guerra por la Independencia manifestó su magnitud en gran escala. Y por otro lado, la presencia de los realistas se vería en serio peligro por primera vez durante todo el proceso. Ya a esta altura, la Independencia se transformaba en un objetivo por el que no se estaba dispuesto a transar. La emancipación había que ganarla a sangre y fuego, “o por consejo, o por espada”.
La Batalla de Chacabuco señala el inicio de esta etapa. El 12 de febrero de 1817, en las afueras de la ciudad de Santiago, las fuerzas patriotas comandadas por San Martín y O´Higgins lograron un gran triunfo sobre los realistas. La victoria en Chacabuco permitió a los patriotas ingresar a la capital sin mayor oposición. La columna de soldados ingresó a la ciudad por la actual Av. Independencia, siendo recibidos por cientos de vecinos adherentes a la emancipación.
Este éxito patriota provocó la huida del gobernador Marcó del Pont, y la retirada de las pocas tropas realistas a la ciudad de Concepción. Enterado de esta situación, el Virrey del Perú envió refuerzos vía marítima al puerto de Talcahuano, comandados por Mariano Osorio, quien debía encabezar la ofensiva hacia las ciudades dominadas por los patriotas.
Luego del resultado de esta batalla, se decidió nombrar a O´Higgins como Director Supremo, la máxima autoridad política en momentos donde había que unificar las fuerzas patriotas para dar caza a los realistas que se reagrupaban en el sur de Chile.
Con ese objetivo partió O´Higgins a la ciudad de Talca en febrero de 1818. Decidido a impulsar la liberación de Chile, el 12 de febrero proclama solemnemente la Independencia de Chile en un acto público en la Plaza de Armas de la ciudad, conmemorando el primer aniversario de la victoria en Chacabuco. En Santiago también se realizaron manifestaciones públicas sobre esta proclamación, encabezadas por José de San Martín. Esta vez, la bandera que flameaba tanto en Santiago como en Talca fue nuestro actual pabellón patrio, señalando a viva voz la nueva condición política de Chile. Sin embargo, los realistas aún tenían algo que demostrar. El 19 de marzo de 1818, las tropas de Mariano Osorio sorprendieron a los patriotas que acampaban en las afueras de Talca, en la localidad de Cancha Rayada, provocando la derrota más dolorosa para el bando patriota. El pánico ante este fracaso militar cundió en
los patriotas, sobre todo cuando corrió el rumor de que el Director Supremo había muerto en el campo de batalla. Las noticias llegaron a Santiago anunciando la pronta llegada de los realistas para tomar la capital. No obstante, en medio de la desesperación, Manuel Rodríguez, el único líder patriota presente en la capital, proclamó en la Plaza de Armas un esperanzador: “Aún tenemos patria ciudadanos”, intentando mantener la moral en alto ante tan malas noticias.
Al parecer de algo sirvió este hecho. Luego de conocerse que O´Higgins no estaba muerto, tan sólo herido en un brazo, los patriotas se reagruparon nuevamente en Santiago. Ante la pronta llegada de los realistas a la capital, las tropas comandadas por San Martín aguardaron en los llanos de Maipú, al poniente de la ciudad. De esta manera, el 5 de abril de 1818, se desarrolló la batalla decisiva entre patriotas y realistas. La batalla de Maipú señaló el triunfo definitivo del bando patriota.
A pesar de su estado de salud, O´Higgins se presentó en el campo de batalla para cooperar con San Martín. La victoria sobre los realistas se firmó con el denominado “abrazo de Maipú” entre ambos líderes del Ejército Libertador de los Andes.El largo y tortuoso proceso de Independencia de Chile había culminado
IV. Gobierno de O’higgins (1817 – 1823): Una vez instalados en Santiago, O’Higgins ejerció el cargo de Director Supremo del Estado, con fuertes atribuciones. Durante los seis años que duró su administración se mostró un hombre progresista, introduciendo cambios sociales y culturales tendientes a transformar la estructura social colonial hacia una de carácter republicano. Así, por ejemplo, una de sus primeras medidas fue la abolición de los títulos de nobleza y escudo de armas utilizados por la aristocracia. También, reorganizó la Biblioteca
Nacional y reabrió el Instituto Nacional, demostrando así su interés por mantener instituciones culturales básicas para la constitución de un sentimiento patriótico.
Creó también la Escuela Militar y la Armada Nacional, como pilares de la defensa de la institucionalidad establecida. En plano de las obras públicas, mejoró la estructura urbana de Santiago creando el mercado de abastos, el paseo público de la cañada o alameda de las delicias y el Cementerio General.
Desde el punto de vista político, O’Higgins realizó un gobierno fuerte, personalista, de rasgos autoritarios y de un marcado espíritu reformista. Parte importante de su gobierno estuvo dirigida a consolidar los logros obtenidos durante la guerra por la Independencia. Sin embargo, en su afán por controlarlo todo, como Director Supremo tenía la facultad de nombrar a cada uno de los miembros del Senado, además de hacer lo mismo con las autoridades locales del país.
La organización de la expedición libertadora hacia el Perú, concretada en 1822, fue otro de los objetivos primordiales de su gobierno. Si lo españoles permanecían en Perú, era muy difícil mantener la estabilidad otorgada por la Independencia, de ahí entonces la obsesión de O´Higgins por impulsar esta empresa, aunque tuviera que echar manos a recursos del Estado.
Esta serie de situaciones fueron creándole progresivamente conflictos con la aristocracia, que veía cada vez más amenazados sus intereses. A fines de 1822, en Concepción, se produjo un levantamiento dirigido por Ramón Freire. Sin contar con el apoyo popular ni tampoco con algunos de los grupos políticos en formación, Bernardo O’Higgins abdicó en 1823 al cargo de Director Supremo, evitando así una guerra civil que hubiera puesto en jaque la posición alcanzada por Chile, y se trasladó al Perú, donde murió el 24 de octubre de 1842.
Parte del discurso de O´Higgins en el momento de su abdicación dice lo siguiente: “Si no me ha sido dado dejar consolidadas las nuevas instituciones de la república, tengo al menos la satisfacción de dejarla libre e independiente, respetada en el exterior y cubierta de gloria por sus armas victoriosas (…) Ahora soy un simple ciudadano. En el curso de mi gobierno, que he ejercido con una gran amplitud de autoridad, he podido cometer faltas, pero creedme que ellas habrán sido el resultado de las difíciles circunstancias en las que me tocó gobernar, y no del desahogo de malas pasiones (…) Tomad de mi la venganza que queráis. Aquí está mi pecho”.
El gesto de O´Higgins no hizo más que culminar definitivamente una etapa fundamental en el devenir de Chile como nación independiente. Luego de su partida, nuestro país enfrentó una serie de desafíos institucionales propios de la organización política y social de una nación que recién salía al mundo. Al menos, como señala parte de su discurso final, la gran satisfacción de todo este proceso fue haber dejado a Chile libre e independiente, para que así al menos fuera responsable de sus errores, fracasos y derrotas. Pero más importante que eso, para que fuera dueño de su propio destino, artífice de sus sueños, victorias y alegrías.
Fuente: Chilebicentenario.cl