viernes, 22 de junio de 2012

Palacio Baburizza



El filántropo croata Pascual Baburizza no estaría muy contento si se hubiera enterado de lo que le pasó a su casa posterior a su muerte, hoy conocida como Palacio Baburizza. Aunque transformada en Museo de Bellas Artes de Valparaíso y declarada Monumento Nacional, no se libró de un paulatino deterioro que la ha tenido cerrada por 8 años. El futuro, sin embargo, promete devolverle su aspecto original.

Antes de pertenecerle a Pascual Baburizza, la mansión, de estilo art nouveau, le perteneció a la familia Zanelli que la mandó a construir en 1915 a los arquitectos italianos Arnaldo Barison y Renato Schiavon.

La casa, que posee 2.100 m2, fue diseñada con una arquitectura más bien irregular presentando juegos de volúmenes desde diferentes ángulos rodeada por un jardín donde crecen, entre otras plantas y árboles, especies autóctonas. Goza de una ubicación privilegiada al estar emplazada en el Cerro Alegre, junto al Paseo Yugoslavo, cerca del ascensor El Peral, y frente a la Plaza Joaquín Edwards Bello y a la ex Facultad de Bellas de Artes de la Universidad de Playa Ancha.

Diez años después de su construcción, la casa pasó a manos del empresario Pascual Baburizza que lentamente reunió una colección destacada de 245 pinturas y un valioso alhajamiento.

Gran parte de las obras, así como los muebles, la loza y los tapices, fueron traídas de Francia a fines de los años 20 y, contrario a lo que se pudiera pensar, no estaban destinados a la ostentación social, sino que a adornar las salas de una residencia que raras veces recibía invitados.

Tres años después de la muerte del empresario croata en 1941, la casa fue vendida por su sobrino, Juan Baburizza, a la Municipalidad que decidió transformarla en Museo de Bellas Artes y albergar en ella, entre otras cosas, la valiosa colección de pinturas que el inmigrante le había heredado al puerto.

A comienzos de los setenta el Palacio comenzó a requerir las primeras restauraciones que fueron financiadas por el municipio para poder declarar el inmueble Monumento Nacional en 1979. Pero esta primera intervención iba a ser también la última por muchos años. Aunque después de la primera restauración se ha vuelto a mantener por partes la mansión, la falta de fondos comenzó a boicotear un continuo cuidado, a acelerar el deterioro y obligó su cierre en 1997.

Tuvo que llegar el Siglo XX y esperar la creación del Centro de Conservación, Restauración y Estudios Artísticos (CREA) para que reviva la esperanza de recuperar el abandonado Palacio. Crea junto a la Compagnia Italiana Di Conservazione son los encargados de llevar a cabo el proyecto de la recuperación de la casa de Baburizza. El arquitecto chileno a cargo de esta tarea es Cristián Undurraga. Su oficina junto a los arquitectos italianos tienen la misión de recuperar este importante patrimonio.

El trabajo no fue y ni será menor. El Palacio ha sido atacado por una plaga de termitas. Hay que consolidar la estructura del edificio y el techo. Las obras incluyen también la reposición de puertas, ventanas y claraboyas y la habilitación de nuevos espacios al nivel del zócalo. Además hay que restaurar los ornamentos. La restauración de la Colección Baburizza, perteneciente al Palacio, es el trabajo más adelantado. Este proyecto a cargo de Crea ya se encuentra en su fase final. Y fue la restauración de la colección lo que impulsó la iniciativa de poder restaurar el Palacio.

En esta recuperación también está contemplado instaurar un proyecto museográfico que incluye implementar la correcta iluminación, temperatura (un tema bastante difícil si se considera que por el tamaño de edificio y cantidad de ventanales hay diferentes temperaturas en cada piso y habitación), instalar sistemas de seguridad. Asimismo la creación de una nueva gestión que logré el ininterrumpido funcionamiento del Museo que contempla entre otras cosas nuevos espacios como una galería contemporánea, una tienda y una cafetería. 

Escapando del convulsionado imperio austro-húngaro, el croata Pascual Baburizza llegó a Chile para luego amasar una fortuna a punta de inversiones ganaderas, la explotación del salitre y otros negocios bancarios y navieros. En 1920 compró su palacio con vista al puerto de Valparaíso, el que empezó a decorar con cuadros adquiridos en sus viajes a Europa. Casi 100 pinturas de artistas de principios de siglo XIX, como Eugenio Isabey, Henri Harpignies, Feliz Ziem y el español Francisco Miralles. "Son obras valiosísimas de artistas que no están en otros museos de Chile. Baburizza era excéntrico, un filántropo solitario, nunca se casó ni tuvo hijos y era desconfiado. Se nota en esta casa llena de rejas", dice Lastarria.
Al morir, en 1941, el croata donó las pinturas a la ciudad, que se unieron a las reunidas por el pintor Alfredo Valenzuela Puelma y que incluyen 90 cuadros inspirados en Valparaíso, realizados por artistas como Camilo Mori, Juan Francisco González, Thomas Somerscales, Rugendas y Helsby. Durante años, la colección peregrinó por toda la ciudad, incluyendo la sala de la Intendencia, el Casino de Carabineros y la casa de huéspedes del rector de la Universidad Técnica Federico Sta María.
La compra del palacio por parte del municipio parecía la solución al abandono de las obras, pero no fue así. Luego de la clausura, en 2001, el instituto de restauración Crea, asociado con la Compagnie Italiana di Conservazione, ofreció reparar las 245 obras por casi $ 500 millones. En 2006 se terminó el trabajo, pero todavía no había lugar donde colgar los cuadros. La Fundación Andrónico Luksic casi firma un convenio para restaurar el edificio por $ 600 millones, pero tampoco se llegó a acuerdo.


Fuente: emol; latercera.com






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