lunes, 23 de julio de 2012
El Mercurio de Valparaíso
La imprenta en Chile había llegado tardíamente, en 1776 y este atraso fue aún más acentuado en Valparaíso, ya que este adelanto a esas alturas nada novedoso, pero muy necesario, llegó sólo con la Independencia. El primer indicio de prensa, según una estadística del estudioso del siglo XIX Ramón Briseño es el Boletín del Ejército Unido, de 1820, con sólo cuatro números. Desde entonces, habrá que esperar hasta 1826 para que aparezca en Valparaíso el primer periódico digno del nombre de tal. Se trató del Telégrafo Mercantil Político, que comenzó a publicarse el 3 de octubre de dicho año por la Imprenta de Comercio y fue el primer medio de prensa que apareció fuera de la capital. Ello bastaría para considerar pioneros a los socios Pedro Félix Vicuña e Ignacio Silva Medina y el solo hecho de haber sacado adelante esta publicación a lo largo de 89 ediciones ya les da un lugar en la historia del periodismo porteó, aunque su siguiente obra, El Mercurio de Valparaíso, sea su verdadero pase a la posteridad. En esa época en que el país vivía la fase de anarquía o de búsqueda de un sistema político, según como quiera llamarse, la prensa estaba en una etapa análoga de experimentación y no funcionaba con códigos propiamente periodísticos. Su rol era más bien de opinión y de difusión de ideas, a menudo con una vehemencia que rebozaba el exceso y el desborde verbal.
Desde la Independencia, sobre todo tras la abdicación de O'Higgins, en 1823 el número de periódicos aumentó en forma explosiva, unos 120 entre dicho año y 1829, pero la mayoría de las veces, eran hojas de corta vida. Los nombres de sus redactores se repetían, siendo muchos de ellos los más destacados políticos o ideólogos de su época, como Juan Egaña, José Miguel Infante, José Joaquín de Mora, Manuel Rengifo y Diego Portales.
El Telégrafo Mercantil y Político, extinguido en abril de 1827, había sido una suerte de ensayo general, meses más tarde, los socios Pedro Félix Vicuña e Ignacio Silva Medina se vieron nuevamente trabajando juntos. Ambos unieron esfuerzos con un tipógrafo norteamericano, Thomas G. Wells, de quien se sabe bastante poco, y quien había llegado en agosto de ese mismo año, trayendo consigo instrumentos de imprenta, en cosa de días, específicamente el 12 de septiembre salia la nueva hoja, con el título de Mercurio de Valparaíso y con el pie de imprenta de Wells y Silva. El Mercurio declaraba ser un periódico literario.
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