martes, 27 de marzo de 2012

Los mineros del futuro


En Chile, un grupo de científicos está utilizando las bacterias para extraer cobre, un mineral del que depende en gran medida la economía del país.  La demanda de cobre aumenta constantemente. El cobre tiene múltiples usos. Se emplea en la fabricación de cables eléctricos y líneas telefónicas, en techos, en joyería y hasta en suplementos nutritivos.  Este metal se originó hace millones de años dentro de la Tierra y a través de una serie de procesos geológicos se fue acercando a la superficie.

Para extraerlo, normalmente hace falta excavar.  Luego, para separar el cobre del resto del material rocoso hay que molerlo, pulverizarlo, someterlo a altísimas temperaturas y añadirle compuestos químicos tóxicos. 

Estos métodos convencionales emplean grandes cantidades de energía, lo cual los hace costosos, y por lo tanto se usan sólo en sitios donde se cree que la concentración de cobre es lo suficientemente elevada como para justificar el gasto de su extracción.

Estos sitios no abundan, y es por esta razón que los microbios pueden llegar a cumplir un rol crucial para obtener de una manera más económica y efectiva este metal, que representa cerca del 70% de las exportaciones chilenas. En el pasado había depósitos que contenían hasta un 30% de cobre. Ahora, muchos tienen una concentración de entre un 1% y un 1,8%.  Pero incluso cuando se calcula que una mina contiene rocas con una alto grado de concentración, el material que se obtiene no siempre es bueno.
Esto, hasta la llegada de los mineros en miniatura: los microbios.  Biosigma es una empresa de biotecnológica establecida por Codelco, una corporación estatal chilena y la compañía de minería de cobre más grande del mundo, junto la con la japonesa Nippon Metals & Mining.  Basada en las afueras de Santiago, Biosigma es una de las pocas compañías de biominería que hay en el mundo. En el laboratorio principal, químicos y biólogos en delantales blancos y anteojos protectores trabajan transfiriendo coloridos líquidos de botellones a tubos de ensayo y llevando a cabo numerosas pruebas frente a un horno abierto.
Todas las probetas, los contenedores y los tanques están llenos de microbios: las bacterias Acidithiobacillusferrooxidans y Acidithiobacillus thiooxidans sirven para mejorar la extracción del cobre y reducir los costos operativos. 

Algunos llaman a la biominería la minería del futuro.  De hecho, es mucho más económica y verde que la minería tradicional: genera menos emisiones de CO2 y consume menos agua que la tecnología convencional.
Además, las sustancias químicas tóxicas utilizadas en la minería tradicional pueden ser muy dañinas para el medio ambiente. Mientras que con la biomninería no hay riesgo de accidentes, ya que las bacterias están presentes en los minas y no son patógenas.  La biominería ya se practica en varios países, incluyendo Sudáfrica, Brasil y Australia. En total, cerca del 20% de la producción mundial de cobre se obtiene mediante la biolixiviación.  Esta técnica no se limita al cobre, también se emplea para extraer oro y uranio. Igualmente tiene otras aplicaciones: los científicos están investigando cómo usar microbios para limpiar la contaminación que produce la minería.

Si funciona, un día será posible extraer cobre sin necesidad de hacer grandes excavaciones. Sólo hará falta que los mineros perforen dos agujeros para inyectar la solución llena de microbios, y recolectar luego el líquido que contiene el cobre.  Esta alternativa también permitiría salvar vidas. Según cálculos, unas 12.000 personas mueren al año en accidentes mineros.  Los 33 mineros que pasaron 69 días atrapados a 700 metros de profundidad en la mina de cobre y oro de Copiapó en 2010 tuvieron suerte en salir con vida. Pero no todos los accidentes encuentran un final feliz. 



Fuente: BBC Mundo





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