Por lo general, se habla de causas externas e internas para explicar el porqué de la Independencia de nuestro continente. Muchos historiadores señalan que el azar tuvo mucha influencia en la emancipación americana. De todas maneras, si el criollo americano no hubiera vivido el proceso identitario que se desarrolló durante el siglo XVIII, ningún factor por muy importante que fuera, hubiera repercutido en las colonias de la Corona Española. En primer término señalaremos las causas externas de la Independencia americana. Éstas se refieren a fenómenos de la historia mundial que motivaron (o facilitaron) el proceso de emancipación en América. Entre éstas podemos destacar:
1. La invasión de España por Napoleón, como parte de sus ambiciones imperialistas.
2. La oposición de los españoles ante la invasión napoleónica y la captura del rey español Fernando VII, que los llevó a crear juntas de gobierno como muestra de fidelidad al monarca.
3. El nombramiento de José Bonaparte, hermano del líder francés, como Rey de España.
4. La influencia de una época de ideas revolucionarias en el mundo, que llegaron a América a través de muchos criollos que estudiaron en Europa. Estas ideas criticaban la autoridad radicada en un solo individuo (el Rey) y proponían la creación de un nuevo Estado con la división de los poderes.
5. El alcance de la Revolución Francesa (1789) y la Independencia de los Estados Unidos (1776).
De todos los habitantes de nuestro continente, los centroamericanos y sudamericanos se encontraban mayoritariamente bajo dependencia directa de España. En cada una de las colonias se experimentaron cambios progresivos, los que dieron un impulso fundamental para que se desarrollaran procesos independentistas.
En el caso de Chile, la sociedad criolla fue madurando una serie de condiciones, las que se complementaron con los sucesos ocurridos en Europa. De esta forma, las causas internas más relevantes para el caso chileno serían:
1. Surgimiento de sentimientos nacionalistas entre los criollos que desarrollaron un particular sentido de pertenencia al territorio latinoamericano.
2. Las disputas internas por los puestos de gobierno, debido a la discriminación a favor de los españoles enviados como representantes del Rey de España. Los criollos deseaban tener mayores cuotas de participación en la toma de decisiones.
3. El creciente sentimiento de descontento de los criollos, motivado por las frecuentes injusticias, que, a juicio de ellos, cometía la Corona.
4. El deseo de mayores cuotas de libertad económica, especialmente entre los criollos que desarrollaban actividades comerciales.
5. Las malas administraciones de las autoridades hispanas durante la última parte del siglo XVIII.
El conjunto de estos elementos, tanto externos como internos, provocó en América profundas repercusiones. Específicamente, la invasión napoleónica a España, y el posterior cautiverio del monarca Fernando VII, motivaron al pueblo español a establecer juntas de gobierno que tenían como fin resistir a la dominación francesa, ejerciendo la representación política del pueblo español hasta que el rey prisionero fuera restituido en el poder.
En Sevilla se conformó la junta central, la que posteriormente se expandió por la península estableciéndose como juntas de regencia, donde cada elite local administraba el poder desconociendo la autoridad de José Bonaparte. Ésta se arrogó el control del amplio imperio español. Lo hizo en nombre del pueblo y la corona española, situación que a la larga tendría repercusiones en las distintas colonias americanas. A lo largo y ancho del imperio español, las elites criollas imitaron el accionar de los españoles, estableciendo juntas provisorias de gobierno. Sin embargo, la gran mayoría de ellos se consideraban súbditos del monarca español, por lo tanto sólo le debían lealtad al Rey, no al pueblo español.
La confusión también llegó al territorio chileno, pues la elite criolla se vio en la incertidumbre provocada por esta suerte de “vacío de poder”. La legitimidad de la autoridad de Bonaparte era un dilema para los criollos. Si el rey Fernando VII, la verdadera autoridad hispana, permanecía en cautiverio, el poder recaía en el pueblo, el que tendría que administrarlo hasta que el monarca fuera restablecido en su cargo.
Paralelo a esta situación, los vecinos de Santiago, agrupados en el Cabildo de la ciudad, lograron forzar la destitución del gobernador de Chile Francisco García Carrasco, quien se había ganado el rechazo de los criollos chilenos por su gobierno considerado déspota e ineficiente. En su lugar, el control de la gobernación recaería en el militar de más alto rango. De esta manera, el poder quedó en manos de Mateo de Toro y Zambrano, quien encabezaría la gobernación hasta que fuera designado un nuevo gobernador.
La elite criolla consideró apropiado, tomando en cuenta los sucesos que se desarrollaron en España, convocar a un cabildo abierto a los vecinos más importantes de la ciudad, a fin de discutir la posición que se tomaría ante la ausencia del rey Fernando VII. El 18 de septiembre de 1810, los vecinos de Santiago fueron citados al edificio del cabildo en la Plaza de Armas, y luego de una acalorada defensa de la autoridad del monarca español se decidió establecer una junta de gobierno encabezada por Mateo de Toro y Zambrano, que tendría
como principal misión detentar el poder hasta que el Rey fuera liberado de prisión.
Como podemos ver, la Primera Junta de Gobierno se basó en al lealtad al monarca preso, y en su gestación no manifestó ningún tipo de intención clara por independizarse de la Corona Española. Los criollos dieron un paso muy relevante en materia política, pues por primera vez eran los encargados de dirigir su destino. Aunque este hecho fuera a causa de una coyuntura precisa (la prisión del Rey), los criollos alcanzaron un grado de madurez política importante. Sin embargo, lo que nació como una férrea defensa de la tradición monárquica,
permitió que surgiera un movimiento de emancipación con profundas repercusiones en esta pequeña y lejana colonia española.
Fuente: chilebicentenario.cl
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