miércoles, 29 de septiembre de 2010

Ecología: Océanos y Mares.

La Tierra tiene una superficie de 510 millones de Km2, de los cuales 361 están cubiertos por agua. Las grandes masas de agua salada que rodean a los continentes forman los océanos, predominando en extensión en el hemisferio sur. El Océano Pacífico es el más extenso, al ocupar una superficie de 175 millones de Km2. Le siguen en tamaño el Atlántico, el Índico, el Glacial Ártico y el Glacial Antártico. Los mares son las masas de agua salada de tamaño inferior al océano, aunque también designan algunos grandes lagos, como el mar Caspio, el mar Negro, el mar Muerto o el mar de Aral. El 96’5% del agua existente en la biosfera está compuesto por el agua salada de los océanos y de los mares, proporcionando un 90% del agua que se evapora hacia la atmósfera, iniciando así el ciclo del agua que regula el clima de la Tierra. Durante las últimas glaciaciones, los glaciares cubrieron casi un tercio de la superficie terrestre, y los océanos eran aproximadamente 120 metros más bajos de lo que son hoy día. Por el contrario, hace 3 millones de años, cuando la Tierra era más cálida, los océanos llegaron a estar 50 metros por encima del nivel medio actual. Esta variación en el nivel del agua trajo consigo variaciones en la atmósfera, con la consecuente variación del clima terrestre, y de la corteza, lo que conllevó a cambios en el campo magnético terrestre, la inducción de terremotos e incluso cambios en la rotación terrestre.

Un estudio del Instituto Alfred Wagner de Investigación Polar y Marina (AWI) ha advertido del aumento gradual deldeshielo de los Polos debido al calentamiento global. El hielo del Polo norte se está derritiendo con más rapidez de lo que hasta ahora se pensaba, en torno a un 4% anualmente. La organización WWF prevé, además, un aumento de temperatura de entre 4 y 7 grados en los próximos 100 años, lo que supondría su completa desaparición. El hielo marino del Ártico es clave para regular el clima mundial, pues enfría el planeta al reflejar la luz solar hacia el espacio.

Asimismo, influye en la circulación oceánica global mediante la conversión de las aguas cálidas, provenientes del Pacífico, en agua fría, más salada, que después desemboca en el Atlántico.Además, el deshielo provocaría una disminución de concentración de sal de los mares, modificando el ritmo de evaporación del agua. Por ello, los científicos han mostrado su preocupación por la rápida disminución de la capa de hielo registrada durante los últimos años.

Como consecuencia del aumento del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, este se disuelve en el agua de los océanos aumentando su acidez (los océanos absorben el 25 por ciento de todo el dióxido de carbono que se libera a la atmósfera). Este fenómeno provoca el que los esqueletos de los animales marinos, como el plancton, se debilitan, ya que están hechos de carbonato de calcio. El plancton son organismos, principalmente microscópicos, que viven en la superficie de las aguas de los océanos y que constituyen la base de la cadena alimenticia marina. Un informe del Banco Mundial afirma que una subida de dos grados de temperatura pondría en peligro el 30% de los corales del Pacífico. En las gélidas aguas del Océano Antártico está ocurriendo aún más deprisa que en las de los trópicos.

En los últimos 150 años el mar se ha vuelto 30 por ciento más ácido, a un ritmo 100 veces más rápido de lo que lo haría en condiciones naturales. A su vez, las algas calcáreas rojas, el "pegamento" que mantiene unidos los bordes de los arrecifes coralinos en aguas turbulentas, se disuelve por esta mayor acidez. En contraste, otros muchos tipos de algas marinas se reproducen masivamente porque están siendo fertilizadas con mucho carbono.

Durante más de 200 millones de años los corales pétreos han dominado las aguas someras de los océanos tropicales, formando enormes estructuras conocidas como arrecifes de coral, que albergan los ecosistemas más diversos del planeta. Estas estructuras geológicas se originan a partir de la acumulación milenaria de esqueletos de coral y de otros organismos calcáreos.

Otra consecuencia del calentamiento del agua superficial de los mares es la pérdida de color de los corales. Este blanqueamiento se presenta cuando se reduce el número de algas simbiontes, de modo que es posible observar el esqueleto blanco de los corales a través de sus tejidos transparentes. Los corales contienen algas microscópicas llamadas zooxantelas que aportan alimentos al coral y contribuyen a su vivo colorido. El aumento de las temperaturas en los océanos hace aumentar el estrés en los corales, expulsando a las zooxantelas, lo que provoca la pérdida de su color.

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Fuente: Ciencia Popular




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