jueves, 12 de abril de 2012
El Panel Solar Perfecto:
Los lepidópteros (Lepidoptera, del griego «lepis», escama, y «pteron», ala) son un orden de insectos holometábolos, casi siempre voladores, conocidos comúnmente como mariposas; las más conocidas son las mariposas diurnas, pero la mayoría de las especies son nocturnas (polillas, esfinges, pavones, etc.) y pasan muy inadvertidas. Sus larvas se conocen como orugas y se alimentan típicamente de materia vegetal, pudiendo ser plagas importantes para la agricultura.
La tecnología espacial y el diseño industrial todavía intentan comprender la complejidad de las alas de una mariposa. Detrás de ellas existe un entramado de rectángulos, como tejas sobrepuestas, que duplican la capacidad de atrapar la energía solar con respecto a los paneles convencionales.
Para muchos investigadores, en su fragilidad y en su belleza se esconde una de las claves del aprovechamiento de la energía solar para el planeta.
En ese sentido, científicos de China y Estados Unidos desarrollan sendos proyectos para aprovechar su diseño en el desarrollo de la tecnología solar.
Tongxiang Fan, de la Universidad de Jiao Tong de Shanghai en China, acaba de presentar un prototipo en la American Chemical Society de San Diego (EE.UU.) que resume años de observación de dos especies de mariposas negras, las que absorben la mayor cantidad de luz solar.
En sus observaciones microscópicas encontraron que las alas están compuestas de diferentes capas de escamas con pequeños orificios entre ellas. Cada capa permite conservar una parte del calor como compuertas que se van cerrando.
El prototipo, que reproduce la estructura con células solares, se utilizó para sintetizar la energía solar y el resultado fue sorprendente: el catalizador inspirado en las mariposas producía energía al doble de velocidad que un catalizador tradicional.
El misterio de las alas de la mariposa no termina en su forma. Investigadores de la Universidad de Yale descubrieron que en la punta de las escamas existen unas nanoestructuras de cristal, llamadas gyroids, que influyen en su color y que esparcen la luz de forma selectiva.
El giroid está hecho de quitina, el resistente material que forma el exterior de los insectos y algunos crustáceos.
Cada escama o teja del ala produce un giroid. Cuando la escama se regenera, el cristal se queda en su lugar hasta que crece otra escama con un nuevo giroid.
Con los resultados de la investigación se espera crear paneles solares que mejoren su eficiencia.
Fuente: Wikipedia, BBC
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