Los solsticios marcan el cambio de estaciones, siendo los dos puntos en los que la Tierra se encuentra más "chueca" respecto de los rayos solares. En ellos el Sol está en el punto más lejano al que puede llegar respecto de la tierra.
El término solsticio significa "sol inmóvil" y hace referencia al poco movimiento del sol en estos días, que parece quedar totalmente quieta en un lugar del Norte o Sur.
Los pueblos quechuas, aymaras, kollas, rapanui y mapuches, que tienen una economía agraria, celebran el año nuevo indicado por el solsticio de invierno, como una época de purificación y renovación.
La visión indígena se basa en que desde esta fecha, el progresivo desplazamiento del sol hacia el sur da inicio a un nuevo ciclo de vida, y de la relación armónica del hombre con la naturaleza, además de que comienza un nuevo ciclo astronómico y agrario.
El solsticio de invierno marca el nacimiento de un nuevo ciclo de la naturaleza, en el cual comienzan a brotar las semillas, cambia el pelaje de los animales y el hombre y la tierra renuevan sus energías y se purifican.
A partir de este solsticio, en nuestro hemisferio la noche irá disminuyendo diariamente en un minuto, lo que irá haciendo "crecer" el día en la misma proporción, hasta que el 21 de septiembre se produzca el equinoccio, que da paso a la primavera.
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