Se llama Huella hídrica o Huella de agua es un indicador que incluye el consumo] de agua directo e indirecto de un consumidor o productor. La huella hídrica de un individuo, comunidad o un negocio está definida como el volumen total de agua que se necesita para producir los bienes y servicios consumidos por los mismos. El uso del agua se mide en volumen de agua consumida (o evaporada) y/o contaminada por unidad de tiempo. Una huella de agua puede calcularse para un grupo de consumidores o productores determinado. La huella de agua es un indicadorgeográfico explícito, que no solo muestra volúmenes de uso y contaminación de agua, sino también los lugares.
Entonces la Huella de Agua de un producto es un indicador multidimensional empírico que indica “dónde”, “cuándo” y “cuánta” agua se consume y contamina, considerando toda la cadena de suministro del producto. Adicionalmente explicita el tipo de uso del agua, si se trata de agua lluvia (Agua Verde), superficial o subterránea (Agua Azul), o contaminación de agua (Agua Gris). La dimensión espacial, el “dónde”, es una de las principales diferencias con la Huella de Carbono, ya que las emisiones de carbono en un lugar pueden ser compensadas en otro, lo que no se aplica a la Huella de Agua, dado que un ahorro de agua en un lugar sólo puede reducir el impacto a ese nivel local.
La Huella de Agua de una persona, comunidad o negocio se define como el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios, consumidos por el individuo o la comunidad, o producidos por la empresa. La Huella de Agua busca mostrar la intervención humana en la limitada agua dulce que tiene el mundo, y entrega elementos para discutir sobre la distribución del agua y su uso sustentable, equitativo y eficiente. En este sentido, no está de más recordar que sólo el 0,5% del agua total del mundo es agua dulce disponible para uso humano.
La Huella de Agua mide la utilización del agua en forma directa e indirecta. Esta última se refiere al uso del agua en la cadena de suministro de un producto. Esto es importante porque en general el uso directo de agua de un consumidor es pequeño en comparación con el uso de agua indirecta. De la misma manera, el uso de agua en funciones operacionales de una empresa suele ser reducido si se compara con el uso en la cadena de suministro. Desde este punto de vista, la dependencia o no dependencia del agua de un consumidor y las empresas puede cambiar radicalmente. No hay duda que una empresa minera es altamente dependiente del agua, pero una empresa de deshidratado de fruta u hortalizas, que utiliza energía solar para su proceso, en teoría no utilizaría agua de forma importante, al menos bajo el enfoque tradicional. Sin embargo, bajo el enfoque de Huella de Agua cambia la percepción, al considerar el requerimiento de agua de la cadena de suministro, es decir, el agua necesaria para producir las frutas y hortalizas, materia prima del proceso.
De esta manera, la Huella de Agua busca determinar todos aquellos consumos de agua, en cualquier eslabón de la cadena, que de una u otra forma no quedan disponibles para el sistema hídrico aguas abajo (una cuenca, un río). Esto se cumple con el agua que es evaporada (evapotranspiración de cultivos, evaporadores, etc.), retenida (tranque) o que de otra forma es sacada del sistema (obras civiles que trasladan agua a largas distancias). Bajo esta misma lógica, el agua contaminada es agua que en teoría no queda disponible para su uso posterior, y por ello también se contabiliza. Esta bajada metodológica, que sólo mide las salidas del sistema, tiene como ventaja que no permite una doble contabilidad del agua.
Las naciones deben cuidadosamente analizar es su balance hídrico, teniendo en cuenta no sólo el consumo de agua física, sino las importaciones y exportaciones de agua implícita o virtual, creando incentivos y desincentivos para evitar su despilfarro. En un mundo cada vez más globalizado, es imperativo que todo individuo, productor, y empresario, evalúe su huella del agua. El no hacerlo podrá tener consecuencias graves e impredecibles.
Fuente: Wikipedia, Fundación Chile, El Espectador
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