La harina de Chía tostada se utilizaba en la preparación de una popular bebida refrescante y nutritiva, costumbre que, con variantes, persiste hoy en Centroamérica y se denomina “Agua Fresca de Chía”. Su composición es agua, limón, azúcar y Chía.
Los ceramistas y pintores utilizaban el aceite de Chía para la preparación de barnices y pinturas, que se destacaban por su brillo y resistencia al envejecimiento. La harina de Chía podía ser almacenada mucho tiempo debido a los antioxidantes que posee, podía transportarse fácilmente en viajes largos y se utilizaba como moneda de pago para tributos y transacciones. La conquista reprimió a los nativos, eliminó sus tradiciones y destruyó la mayoría de la producción agrícola intensiva, así como el sistema de comercialización existente. Muchos cultivos que mantuvieron una posición importante en las dietas de la América precolombina fueron eliminados por su estrecha asociación con la religión y tal vez por su incapacidad de adaptarse a las condiciones climáticas europeas, siendo reemplazados por otras especies foráneas de gran demanda. La ciencia moderna ha llegado a la conclusión de que las dietas precolombinas eran superiores a las que actualmente se consumen en la misma región, y la Chía, que sobrevivió sólo en pequeñas parcelas en áreas montañosas escarpadas del sur de México, Guatemala y Nicaragua, vuelve, quinientos años más tarde, a recobrar su papel protagonista en la nutrición humana.
• La Chía es la mayor fuente vegetal de ácidos grasos Omega-3.
• Contienen antioxidantes, proteínas, aminoácidos, vitaminas, minerales y fibra.
• Aportan proteínas muy importantes para personas vegetarianas.
• La semilla de Chía no contiene gluten.
• Se pueden consumir solas o incorporadas a otros alimentos.
• Es un producto de origen vegetal.
• No tienen sabor ni olor.
• Aporta energía a quien las consume.
• Ayudan a controlar los niveles de colesterol y la tensión arterial.
• Facilitan la digestión, mejoran el transito intestinal y tienen efecto saciante.
• Ayudan a controlar el apetito.
• Colaboran en el mantenimiento de una buena salud cardiovascular.
• Ayudan a mejorar la salud del sistema nervioso e inmunológico.
• Favorecen el desarrollo muscular y la regeneración de tejidos.
• Mejoran la actividad cerebral y ayudan en problemas emocionales.
• Ayudan a controlar los niveles de azúcar. Aporta beneficios para diabéticos.
• Tienen un bajo contenido en sodio.
• Pueden consumirlas personas de todas las edades.
La semilla de Chía también se puede consumir con leche, leches vegetales, yogurt, ensaladas, frutas, salsas, sopas, cremas, verduras, etc. También se puede incorporar, tanto entera como molida, a panes, galletas, barritas energéticas o repostería. No tienen sabor ni olor. Para aprovechar al máximo sus nutrientes es mejor consumirla molida. Se puede tomar a cualquier hora del día, mejor antes de las comidas. Se recomienda un consumo entre 10 y 25 gramos de semillas de Chía al día.
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