El filántropo croata Pascual Baburizza no estaría muy
contento si se hubiera enterado de lo que le pasó a su casa posterior a su
muerte, hoy conocida como Palacio Baburizza. Aunque transformada en Museo de
Bellas Artes de Valparaíso y declarada Monumento Nacional, no se libró de un
paulatino deterioro que la ha tenido cerrada por 8 años. El futuro, sin
embargo, promete devolverle su aspecto original.
Antes de pertenecerle a Pascual Baburizza, la mansión, de
estilo art nouveau, le perteneció a la familia Zanelli que la mandó a construir
en 1915 a los arquitectos italianos Arnaldo Barison y Renato Schiavon.
La casa, que posee 2.100 m2, fue diseñada con una
arquitectura más bien irregular presentando juegos de volúmenes desde
diferentes ángulos rodeada por un jardín donde crecen, entre otras plantas y
árboles, especies autóctonas. Goza de una ubicación privilegiada al estar
emplazada en el Cerro Alegre, junto al Paseo Yugoslavo, cerca del ascensor El
Peral, y frente a la Plaza Joaquín Edwards Bello y a la ex Facultad de Bellas
de Artes de la Universidad de Playa Ancha.
Diez años después de su construcción, la casa pasó a manos
del empresario Pascual Baburizza que lentamente reunió una colección destacada
de 245 pinturas y un valioso alhajamiento.
Gran parte de las obras, así como los muebles, la loza y los
tapices, fueron traídas de Francia a fines de los años 20 y, contrario a lo que
se pudiera pensar, no estaban destinados a la ostentación social, sino que a
adornar las salas de una residencia que raras veces recibía invitados.
Tres años después de la muerte del empresario croata en 1941, la casa fue vendida por su sobrino, Juan Baburizza, a la Municipalidad que decidió transformarla en Museo de Bellas Artes y albergar en ella, entre otras cosas, la valiosa colección de pinturas que el inmigrante le había heredado al puerto.
Tres años después de la muerte del empresario croata en 1941, la casa fue vendida por su sobrino, Juan Baburizza, a la Municipalidad que decidió transformarla en Museo de Bellas Artes y albergar en ella, entre otras cosas, la valiosa colección de pinturas que el inmigrante le había heredado al puerto.
A comienzos de los setenta el Palacio comenzó a requerir las
primeras restauraciones que fueron financiadas por el municipio para poder
declarar el inmueble Monumento Nacional en 1979. Pero esta primera intervención
iba a ser también la última por muchos años. Aunque después de la primera
restauración se ha vuelto a mantener por partes la mansión, la falta de fondos
comenzó a boicotear un continuo cuidado, a acelerar el deterioro y obligó su
cierre en 1997.
Tuvo que llegar el Siglo XX y esperar la creación del Centro
de Conservación, Restauración y Estudios Artísticos (CREA) para que reviva la
esperanza de recuperar el abandonado Palacio. Crea junto a la Compagnia
Italiana Di Conservazione son los encargados de llevar a cabo el proyecto de la
recuperación de la casa de Baburizza. El arquitecto chileno a cargo de esta
tarea es Cristián Undurraga. Su oficina junto a los arquitectos italianos
tienen la misión de recuperar este importante patrimonio.
El trabajo no fue y ni será menor. El Palacio ha sido
atacado por una plaga de termitas. Hay que consolidar la estructura del
edificio y el techo. Las obras incluyen también la reposición de puertas,
ventanas y claraboyas y la habilitación de nuevos espacios al nivel del zócalo.
Además hay que restaurar los ornamentos. La restauración de la Colección
Baburizza, perteneciente al Palacio, es el trabajo más adelantado. Este
proyecto a cargo de Crea ya se encuentra en su fase final. Y fue la restauración
de la colección lo que impulsó la iniciativa de poder restaurar el Palacio.
En esta recuperación también está contemplado instaurar un
proyecto museográfico que incluye implementar la correcta iluminación,
temperatura (un tema bastante difícil si se considera que por el tamaño de
edificio y cantidad de ventanales hay diferentes temperaturas en cada piso y
habitación), instalar sistemas de seguridad. Asimismo la creación de una nueva
gestión que logré el ininterrumpido funcionamiento del Museo que contempla
entre otras cosas nuevos espacios como una galería contemporánea, una tienda y
una cafetería.
Escapando del convulsionado imperio austro-húngaro, el croata Pascual Baburizza llegó a Chile para luego amasar una fortuna a punta de inversiones ganaderas, la explotación del salitre y otros negocios bancarios y navieros. En 1920 compró su palacio con vista al puerto de Valparaíso, el que empezó a decorar con cuadros adquiridos en sus viajes a Europa. Casi 100 pinturas de artistas de principios de siglo XIX, como Eugenio Isabey, Henri Harpignies, Feliz Ziem y el español Francisco Miralles. "Son obras valiosísimas de artistas que no están en otros museos de Chile. Baburizza era excéntrico, un filántropo solitario, nunca se casó ni tuvo hijos y era desconfiado. Se nota en esta casa llena de rejas", dice Lastarria.
Al morir, en 1941, el croata donó las pinturas a la ciudad, que se unieron a las reunidas por el pintor Alfredo Valenzuela Puelma y que incluyen 90 cuadros inspirados en Valparaíso, realizados por artistas como Camilo Mori, Juan Francisco González, Thomas Somerscales, Rugendas y Helsby. Durante años, la colección peregrinó por toda la ciudad, incluyendo la sala de la Intendencia, el Casino de Carabineros y la casa de huéspedes del rector de la Universidad Técnica Federico Sta María.
La compra del palacio por parte del municipio parecía la solución al abandono de las obras, pero no fue así. Luego de la clausura, en 2001, el instituto de restauración Crea, asociado con la Compagnie Italiana di Conservazione, ofreció reparar las 245 obras por casi $ 500 millones. En 2006 se terminó el trabajo, pero todavía no había lugar donde colgar los cuadros. La Fundación Andrónico Luksic casi firma un convenio para restaurar el edificio por $ 600 millones, pero tampoco se llegó a acuerdo.
Fuente: emol; latercera.com
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