viernes, 7 de diciembre de 2012

Beneficios de la Natación





Practicar cualquier tipo de deporte, además de ayudarnos a cuidar nuestra salud y a mantenernos en forma, nos aporta también grandes beneficios a nivel mental, sobre todo porque nos ayuda a mantener a raya el estrés.  Sin embargo, entre las distintas actividades físicas que podemos realizar, algunas nos aportan un mayor bienestar psicológico que otras, como es el caso de la natación, no sólo por el ejercicio en sí, sino porque si lo practicamos en un agua tibia, los efectos relajantes de la actividad que realizamos aumentan, además de otros beneficios psicológicos que nos aporta este deporte: 

En primer lugar, nos ayuda regular nuestro nivel de estrés, tanto por la realización de la actividad física como por el hecho de que al practicarlo debemos respirar de una forma controlada y relajada, lo que inmediatamente ayuda a relajar todo nuestro sistema nervioso, como cuando realizamos algún tipo de ejercicio respiratorio de relajación.

Esta rebaja del nivel de ansiedad puede aumentar si convertimos la práctica de la natación en unejercicio de meditación durante algunos minutos. Para ello, nadaremos de forma suave y relajada, casi flotando, sin ejercer ninguna tensión sobre nuestros músculos, mientras nos concentramos en nuestra respiración o en el ritmo de los latidos de nuestro corazón. Esta pequeña meditación, además de equilibrar nuestro estado de ánimo, nos ayuda también a aumentar la confianza en nosotros mismos, especialmente en lo que se refiere a la toma de decisiones. Es, además, una actividad que realizamos en compañía de otras personas, convirtiéndose en una actividad social que ayudará a disminuir nuestra timidez y a facilitar nuestra interacción con los otros, especialmente si nos integramos en una clase o grupo de entrenamiento.

Una de las ventajas más importantes de este deporte es su repercusión sobre nuestra salud cardiovascular. Al ser uno de tantos ejercicios aeróbicos, reduce la presión sanguínea y el riesgo de padecer un ataque cardíaco. Además ayuda a nuestros huesos al actuar a modo de deporte-masaje, con un levísimo riesgo de lesión y, como contrapartida, un beneficio directo para nuestras articulaciones. Además la natación permite fortalecer nuestros músculos. 

Practicando los diversos estilos de natación (sea crol, espalda, pecho, mariposa, pecho invertido, etc.) podemos desarrollar nuestros músculos y a la vez ganar flexibilidad, estimulando el estiramiento de los músculos dándonos la apariencia de estar más tonificados y más fuertes.

En la actualidad, además de la natación, cada vez se practica más la hidrogimnasia, es decir, los ejercicios en el agua. Ésta se puede realizar con aparatos que ofrecen resistencia o sin ellos.

La actividad la pueden efectuar todos los individuos, independientes de su edad. Sin embargo, es sumamente recomendable para el adulto mayor, ya que como en el agua cuesta menos movilizarse, no hay impacto y, por esto, hay un menor riesgo de sufrir lesiones y de que se favorezca el avance de la artrosis. También es recomendable para patologías del área traumatológica, reumatológica y neurológica, entre otras. Esta modalidad está a cargo de kinesiólogos y se realiza en clases grupales o individuales según la enfermedad y las necesidades de cada paciente. Para ello, la temperatura del agua debiera estar entre los 31 y 36 C.

Lo ideal es que se parta en la niñez, para que los pequeños le pierdan el miedo al agua y comiencen a nadar, primero como juego, y luego como un ejercicio continuo y con entrenamiento.

Ahora bien, cabe destacar que es distinto ejecutarla en la piscina que en el mar. Mientras que en la primera hay una menor concentración salina y, por esto, una menor flotabilidad, en la segunda hay más olas y es más fría, lo que dificulta su práctica.





Fuente: Clínica Alemana, Psicoblog, VivirSalud.




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