jueves, 12 de noviembre de 2009

FoxP2: el gen del lenguaje

Dos pequeñas proteínas son la clave que permite al ser humano desarrollar el lenguaje, su característica más propia y que lo diferencia de sus parientes cercanos, como el chimpancé.

Los fósiles de las distintas especies humanas, los restos arqueológicos que han dejado y los estudios genéticos indican que otras especies fueron capaces de hablar antes que la nuestra, pero que los primeros humanos que aparecieron en África hace 2,5 millones de años aún no tenían un lenguaje desarrollado. Dado que es difícil desarrollar un pensamiento simbólico complejo sin lenguaje, gran parte de los especialistas en evolución humana creen que el origen del lenguaje se sitúa entre los 200.000 y los 500.000 años de antigüedad –es decir, en el último 20% de la historia del género humano.

FoxP2 es un gen que regula a otros genes, conduce a estos genes a comportarse de modo distinto en las dos especies. Se han identificado 65 genes subordinados que responden igual al FoxP2 humano que al de los monos; pero otros 61 genes se activan más si el FoxP2 es humano, y otros 55 que hacen justo lo contrario. El estudio de esos genes permitirá seguir la pista a la evolución del lenguaje.

FOXP2 se expresa en varias zonas del cerebro durante la embriogénesis, aunque no está claro si la activación del gen se produce en la fase embrionaria o si eso ocurre en el momento en que se empieza a aprender a hablar. Sus niveles más altos aparecen en la capa VI del córtex, sobre todo en estructuras subcorticales de la base del cerebro (muy próximas al cuerpo calloso): núcleos basales, tálamo y cerebelo. Además, está presente en la embriogénesis de otros órganos humanos: pulmones, intestino y corazón. Cuando se produce la mutación de un cromosoma, esta función conmutadora está reducida a su mitad; consecuentemente, los genes diana de la proteína FoxP2 pueden ser regulados de forma equivocada o no tener, sencillamente, regulación, lo que conlleva la aparición de determinados trastornos del habla.




Fuente: latercera.com, elpais.com, wikipedia.org, lavanguardia.es

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