La Obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por la
acumulación excesiva de grasa corporal, lo cual se asocia a riesgo para la
salud, especialmente en el área cardiovascular. Esta patología se ha convertido
en un tema abrumador para médicos, salubristas y gobiernos en todo el mundo por
su persistente aumento en prevalencia, por su complejidad etiopatogénica y
finalmente por sus graves consecuencias tanto médicas como económicas para los
países. La Encuesta Nacional de Salud realizada en Chile el año 2003 mostró que
alrededor del 19% de los hombres y el 25% de las mujeres presentaban obesidad,
aumentando con la edad hasta alrededor de los 60 años. El promedio de la
circunferencia de cintura (CC) para la población chilena es de 90.7 cm para los
hombres y de 86.2 cm para las mujeres.
El indicador más utilizado para cuantificar la obesidad es
el índice de Masa Corporal (IMC), que se refiere a la relación entre el peso,
expresado en kilos y la estatura al cuadrado, expresada en metros. El valor
actualmente utilizado para diagnosticar obesidad debe ser igual o superior a 30
kg/m2. Sin embargo, el IMC no proporciona información acerca de la distribución
de la grasa corporal. Esto es un aspecto de relevancia, ya que se ha
establecido que el lugar de depósito y la distribución de la grasa en el cuerpo
representa un riesgo diferente, correspondiendo al tejido adiposo abdominal y
más específicamente al tejido adiposo perivisceral (mesenterio, omentos) el que
se asocia con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus tipo
2, y cáncer, entre otras.
En el año 2005, la Federación Internacional de Diabetes
(IDF) incorporó población no obesa para determinar los puntos de corte de la CC
y redujo los puntos de corte para definir obesidad abdominal, considerando de
mayor riesgo cifras ≥ 94 cm para los hombres y ≥ 80 cm para las mujeres, en
población de origen europeo. Distintas etnias, entre las cuales se encuentra la
población chilena, podrían presentar diferentes puntos de corte de CC, lo cual
requiere estudios locales que permitan determinar con mayor precisión los
valores de riesgo. Por ahora, en Chile se tiende a utilizar los puntos de corte
planteados por la ATPIll-NCEP.
Existen numerosas evidencias clínicas de que la asociación
de estas enfermedades con el riesgo cardiovascular (RCV) está mediada por la
obesidad y, muy especialmente, por la obesidad abdominal o visceral,
caracterizada por una aumento de los depósitos de grasa en el tejido adiposo intraabdominal
o visceral. Es decir, que la obesidad visceral debe considerarse hoy día como
un nuevo factor de RCV que hay que considerar junto con los llamados factores
clásicos de RCV como la edad, el sexo, tabaquismo, etc.
Por otra parte, diversos estudios clínicos demuestran como
la grasa visceral, medida mediante tomografía computarizada a nivel de L4-L5,
presenta una excelente correlación con la circunferencia de la cintura (en cm)
y que esta correlación no está influida por el sexo ni por el grado de obesidad.
Este hecho ha resucitado el interés por los parámetros antropométricos y, en
especial, por aquellos que miden la grasa visceral.
Sin embargo no existe un acuerdo unánime sobre cuál debe ser
el punto de corte para el valor de la circunferencia de la cintura a partir del
cual el exceso de grasa visceral se acompaña de un aumento claro del RCV. Así,
en una de las primeras publicaciones que alertaron sobre la importancia de
establecer unos valores de la circunferencia de la cintura en relación al RCV a
partir de los cuales este riesgo aumenta de forma significativa se propusieron
los ya clásicos puntos de corte, correspondientes a los índices de masa
corporal (IMC) de 25 y 30 kg/m2, de 80 y 88 cm para las mujeres y 94 y 102 cm
para los varones.
Pero estudios poblacionales posteriores demuestran como
estos puntos de corte pueden variar en función, por ejemplo, de factores
étnicos. Así, en población asiática, se observa un incremento claro de RCV a
partir de valores inferiores del perímetro de la cintura de los observados en
individuos de raza caucásica. Esta confusión se observa también si miramos las
distintas definiciones de síndrome metabólico (SM) propuestas (OMS, EGIR,
ATPIII, IDF) en las que no existe unanimidad a la hora de establecer valores de
circunferencia de la cintura indicadores de RCV y de la existencia de SM.
La Federación Mundial del Corazón recomienda mantener a raya
el perímetro abdominal y señala que existen diferentes parámetros según la zona
del mundo donde se habite, de forma que en Norteamérica se considera una
"cintura de alto riesgo" la de las mujeres que superan los 88
centímetros y la de hombres que tienen más de 102, mientras que para
Latinoamérica, Oriente Medio, la India y Asia las cifras se reducen a 80 centímetros
en el caso de las mujeres y 90 para los hombres.
En Japón, son las mujeres las que pueden permitirse una
cintura mayor, de forma que entran en zona alta de riesgo a partir de los 90
centímetros y los hombres a partir de los 85.
En el resto de mundo, incluida Europa, la cintura de las mujeres no debería sobrepasar los 80 centímetros y la de los hombres los 94. Otro método que se utiliza para controlar el riesgo a padecer problemas cardiacos relacionados con el sobrepeso se obtiene a partir del índice de masa corporal.
Ese índice se obtiene al dividir el peso -medido en kilogramos- por la cantidad que resulte de multiplicar la altura -medida en metros- por sí misma.
Si su valor es superior a 30 existe un riesgo alto de padecer algún problema cardíaco -que al año causa la muerte de unos diecisiete millones de personas-, aunque a partir de 25 ya empieza a haber síntomas de sobrepeso.
En el resto de mundo, incluida Europa, la cintura de las mujeres no debería sobrepasar los 80 centímetros y la de los hombres los 94. Otro método que se utiliza para controlar el riesgo a padecer problemas cardiacos relacionados con el sobrepeso se obtiene a partir del índice de masa corporal.
Ese índice se obtiene al dividir el peso -medido en kilogramos- por la cantidad que resulte de multiplicar la altura -medida en metros- por sí misma.
Si su valor es superior a 30 existe un riesgo alto de padecer algún problema cardíaco -que al año causa la muerte de unos diecisiete millones de personas-, aunque a partir de 25 ya empieza a haber síntomas de sobrepeso.