El avance imparable de
la tecnología, la adaptación de las redes sociales como parte de nuestro día a
día y los recursos a nuestros alcance han conseguido que los usuarios tengamos
unas poderosas herramientas para
expresar nuestras opiniones y
ser escuchados por una audiencia cada vez mayor. Cada día nos podemos encontrar
con más ejemplos de quejas de usuarios sobre servicios o productos que han
saltado a la cara de las compañías… ¿Por qué? Porque han obviado esos
comentarios y han conseguido que un problema de fácil solución, se convierta en
un efecto bola de nieve imparable que repercute de forma negativa sobre la
imagen de la empresa (o marca personal). Conseguir tener una buena
reputación es cuestión de tiempo, perderla puede ser casi inmediato.
Cada día es más habitual que la primera toma de contacto con un
producto o un servicio sea a través de internet, buscamos opiniones,
experiencias y valoramos lo que dicen gente que incluso no conocemos porque le
damos a esas opiniones un plus de independencia.
Por eso es extremadamente importante que nuestra marca, nuestros productos
ofrezcan su“mejor cara”…
imaginaros lo desastroso que sería para nuestro empresa que todos los
comentarios que aparecen en Google fueran negativo ¿quién se iba a comprar
nuestros productos? La respuesta parece sencilla: Nadie.
Es evidente que no podemos controlar todo lo que
dicen de nosotros, pero sí que podemos potenciar que aquello
que sea más visible sea las mejores opiniones sobre nuestros servicios. Por
supuesto, parto de la base de que nuestros productos/servicios son de calidad y
no algo de escaso valor, defectuoso y que no hay manera de defenderlo (y
aplicar esto tanto a un producto/servicio como a nuestra marcar personal). Nuestra
reputación online no depende de nosotros, dependemos de la percepción que
tengas otros sobre la imagen que proyectamos… así que
pongámoslo fácil para que esa imagen sea positiva.
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