El merkén o merquén, es un aliño preparado con ají seco ahumado y otros ingredientes. Es un condimento picante con algo de sabor ahumado y tiene aspecto de polvo rojo con pequeñas escamas de diferentes tonalidades. Es tradicional en la cocina mapuche de Chile, pero en otros países existen preparaciones semejantes, tales como el chile de árbol de México y la mundialmente conocida pimienta roja.
Su preparación está hecha a partir de ají cacho de cabra (Capsicum Annuum var. Lungum) seco y ahumado, que se muele junto a semillas de cilantro tostadas y sal.
El proceso tradicional de su preparación es lento, puesto que implica cosechar los ajíes verdes y luego dejarlos madurar hasta tomar una tonalidad rojiza intensa, más tarde se secan naturalmente al sol y luego son ahumadas sobre fuego de madera. Luego, éstos se guardan colgados a la espera de su molienda. El ají se muele completo incluyendo sus semillas en morteros de piedra, aunque actualmente esta molienda se realiza en molinos de martillo eléctricos. Una vez reducido el ají a polvo o escamas, se mezclan con sal más semillas de cilantro tostadas y trituradas.
En los puestos de venta, el merkén hecho sólo con ají y sal se conoce como "merkén natural", siendo "merkén especial" el que contiene semillas de cilantro. La composición aproximada es un 70% de ají cacho cabra, 20% de sal y 10% semillas de cilantro.
Tiene su origen en la gastronomía del pueblo mapuche, principalmente, de las etnias que habitan en la Región de la Araucanía y la Provincia de Arauco, siendo usado muy frecuentemente en esta zona hasta la actualidad, sin embargo, también se emplea por extensión en la cocina chilena como reemplazo del ají fresco. Desde principios del siglo XXI ha llamado la atención de cocineros profesionales y se ha comenzado a internacionalizar dentro del mercado gourmet profesional, convirtiéndose en una especia de moda de la alta cocina chilena usado para aliñar toda clase de platos tradicionales y exóticos.
Lo podemos encontrar en diversas preparaciones como:
- Aderezo directo para salpimentar platos.
 - Incluidos en modernas creaciones con atún, cordero, cerdo o pato.
 - Platos con mariscos o pescado, incluyendo la centolla.
 - Estofados, empanadas, purés.
 - Cebiches y tártaros.
 - Quesos de vaca o cabra.
 - Maní salado o aceitunas.
 - Papas doradas y verduras salteadas.
 - Embutidos.
 
 Al 
                descubrir América en 1492, Cristóbal Colón 
                y su grupo de expedición observaron que una de las cualidades 
                del nuevo continente era la riqueza de especies que este ofrecía. 
                Les llamó la atención una en especial, que además 
                de su sabor y aroma, les brindaba gran energía para su 
                hazaña como también mayor resistencia contra las 
                enfermedades; su nombre era “CHILE”.
 El 
                ají (Capsicum annuum L.) es una hortaliza que tiene su 
                centro de origen en las regiones tropicales y subtropicales de 
                América, probablemente en el área Bolivia-Perú, 
                donde se han encontrado semillas de formas ancestrales de más 
                de 7.000 años, y desde donde se habría diseminado 
                a toda América, y luego al resto del mundo. En líneas 
                generales, el ají destaca por su alto contenido de ácido 
                ascórbico, valor que incluso es superior al de los cítricos; 
                los ajíes presentan un valor casi 10 veces más alto 
                de vitamina A que los pimientos. En la placenta y septas de los 
                ajíes se ubican unas glándulas o receptáculos 
                ricos en alcaloides (capsacinoides), entre los que prevalece la 
                capsicina, que determinan el grado de picantez del fruto.
 Algunas 
                de sus propiedades es que actúa contra el dolor. La capsicina 
                es la molécula del ají que produce su picor y hoy 
                indispensable herramienta en la investigación farmacológica 
                del dolor, pues a su efecto doloroso le sigue una respuesta analgésica. 
                A partir de este hallazgo la industria farmacológica intenta 
                y sigue intentando modificar la molécula para que no pique 
                y sólo produzca analgesia. La intención es fabricar 
                un análogo. Una molécula parecida, más útil 
                y menos peligrosa que el producto original que aporta el ají. 
                Además de reducir la transmisión del dolor, la capsicina 
                también aumenta la producción de la enzima colagenasa 
                y de prostaglandinas, reduciendo tanto el dolor como la inflamación.
 El 
                ají también produce descarga de endorfinas, como 
                defensa ante un episodio doloroso. Estas sustancias además 
                de sus diversos efectos analgésicos y de tolerancia al 
                dolor provocan efectos euforizantes y socializantes. De allí 
                que la hipótesis es que las endorfinas son las que acarrean 
                el `placer' de comer ají y son el punto de partida de las 
                investigaciones que buscan fórmulas para prevenir el dolor. 
                El Merkén se puedo utilizar como ingredientes de un amplio 
                abanico de menues y realza el sabor de la comida.
Fuente: Portal Alimentación Sana, Wikipedia.

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